Como empleada y también propietaria de un salón de masajes paradisíaco, la propiedad en la que gastó todo su capital acumulado para construir. Al principio, fue muy difícil porque no había clientes porque había muchos otros salones de masajes por esta zona, por lo que la competencia era inevitable. Después de rascarse la cabeza, finalmente se le ocurrió una idea para atraer a más clientes, agregó algunos servicios especiales para satisfacer sus necesidades fisiológicas. Desde mamadas, masajes de pene o sexo... todo hecho por la hermosa tendera misma. Esto ha provocado que el número de visitantes visite cada vez más, a partir de lo cual la marca del restaurante también se ha elevado a un nuevo nivel.