Cuando le di la vuelta al colchón para despertar a mi débil hijo por la mañana, ¡había una polla erecta frente a mí! No podía evitar que me doliera el cuerpo después de haber sido abrazada por mi esposo durante mucho tiempo. Por suerte mi hijo estaba profundamente dormido. No importa, me bajé los pantalones del pijama... Tragué mi saliva, mi saliva fluyó hacia mi polla que era más hermosa de lo que esperaba. Aunque en mi cabeza sabía que no estaba bien, mi cuerpo no se detuvo, me monté a horcajadas sobre mi hijo y me inserté en Guchoman.