Yumi había causado sensación en todo el mundo como una bailarina de striptease. Sin embargo, ahora que se ha retirado, él y su hijo, Eiji, están llevando una vida modesta. Un día, el dueño del teatro, Sasaki, visitó a Yumi y le propuso que volviera al escenario para reactivar su negocio. Después de muchas reflexiones, Yumi decidió regresar como bailarina. En su regreso, el público disfrutó de números antiguos como el espectáculo de finger pong y el espectáculo de tengu bet. Yumi recordó la alegría de bailar en el escenario al ver un teatro lleno de gente, pero Eiji la había visto...