“¿Quiere un masaje, señor Ninomiya?” Tres meses después de mudarme a la casa de la empresa, probé un masaje bajo la recomendación de mis vecinos. Pensé que el señor Tabuchi, el masajista, lucía como un hombre elegante y amable, pero a veces sentía como si él estuviera tocando mis puntos sensibles... Tenía un mal presentimiento. Pero no imaginé que algo así podría suceder...