El anciano que vive al lado es precisamente la habitación de Pandora. Nana, quien ha sido encarcelada en la morada de la bestia, se ha convertido en la presa de un entrenamiento turbio y cruel. El olor que emana invade el sentido del olfato y el cerebro en el más corto tiempo posible y paraliza el cuerpo. No importa cuán limitadas estén sus extremidades, la razón no puede alcanzar el placer que la enseñanza del abrazo hediondo transmite. El bastón de carne sucia la empuja y su vida de entrenamiento desesperada se convierte en la de una esclava sexual sumisa. Otra bella chica ha caído del mundo ...