Desde hace tiempo, sé de las miradas curiosas y groseras de los hombres del vecindario hacia mi nuera. Los hombres vecinos observan sus senos y sus caderas voluptuosas con una sonrisa traviesa, como si estuvieran evaluando mercancías incluso cuando están saludando o sacando la basura. Parece que mi esposa, que asistió al centro comunitario para la reunión de la asociación de vecinos, está tratando de tomar notas de la reunión seriamente a pesar de ser miradas desde ambos lados. No sé a dónde ha ido su esposo...