Demonios perversos se ven atrapados en una situación de la que no pueden escapar. La revelación pública no puede soportar la tortura constante de la vejiga, no puede rechazarlo a pesar del miedo, y lo expulsa con excremento sexual. Asustados, quieren orinar, y el dolor intenso libera la uretra y lo esparce por todo el suelo. La fuga de orina es una fuga involuntaria pero repetitiva que supera los límites de la paciencia.