La voz es pequeña, la altura es baja y es tan linda como un animalito. Parece que hay días en que no soy buena hablando y paso el día sin poder articular palabra. A los actores de voz les resulta muy difícil. Sin embargo, cuando estoy nerviosa y masajeo mi pequeño pecho, una voz jadeante llega de inmediato, y cuando me lamo la oreja, mi cuerpo frágil y suave se retuerce y se llena de Mako. Aunque no se escucha un saludo, al ser introducida emite un sonido de cancan que hace que mi pequeña figura se contraiga y experimente acné muchas veces. Es una ternura traviesa y adictiva.