Una madre y su hija son muy similares físicamente, ansiosas por este día cuando papá está de viaje de trabajo. Frente a ti está el mejor compañero sexual. A pesar de eso, no puedo extender mis manos o piernas mientras papá esté allí. Mi cuerpo sigue siendo impaciente por esos días frustrantes en los que no podemos estar solas, lo que ha agudizado una sensibilidad inusual. Finalmente han comenzado los días en que mamá y yo no ponemos límites. El clímax no se detiene en la placentera unión en el agua, olvidando la sensación de culpa y la frenesí.