Cuando me contaron la historia, me pareció ridículo que una mujer pagara para comprar a un hombre. "No es una infidelidad ni engaño, solo me hace sentir bien", me susurraba mi vecina una y otra vez. Por eso el diablo me señala... Solo intentaba ser curiosa. Una experiencia sorprendente e interesante... La primera alegría de mi vida que nunca pude saborear en mi relación con mi esposo.