No lo decepcionó, no solo la comida era muy sabrosa, sino que después de comer, tuvo la atención de una mesera que también era sirvienta, la cual le atendió con mucho entusiasmo.
La empleada Mio Ishikawa tenía la única tarea de esperar a que los clientes terminaran de comer y luego comenzar a seducirlos, insinuándoles intimidad con su cuerpo atractivo y su forma de hablar extremadamente encantadora, lo que hacía que cualquier hombre cayera rendido, no solo el joven.
Tal vez ella haga esto simplemente para aumentar la cantidad de clientes, y así aumentar también los ingresos. Sin duda, una idea audaz pero muy única.
