Yo, un estudiante universitario viviendo en un apartamento ruinoso en un entorno tan malo... Un día, mientras pasaba mis días perezosos sin sueños ni esperanzas, la señora Tsumugi se mudó a la habitación contigua. Una mujer hermosa con un aire hechizante. Ese tipo de chica usó algo para invitarme... No podía resistir los susurros dulces que derretían mi tímpano, y me encontraba sumergido en el éxtasis sexual anidado con una mujer casada.