Estoy soltero y hoy volveré a casa para beber. Me dirijo al local de masajes que me tiene preocupado. Masaje lascivo, lascivo. Ella me recibe con una atmósfera como la de una mujer casada y me atiende un momento. Unos días después, la señora Mizubata, una hermosa mujer casada del vecindario siempre la veo. Siempre he pensado que Mizubata-san es realmente hermosa y una persona así sería mi esposa. Hoy, al pasar junto a ella, asentí, pero en algún lugar, sí, esa masajista. Quizás debería...